"La poesía es como un relámpago"
José Jiménez Lozano.
Premio Cervantes 2.002

lunes, 25 de julio de 2011

De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente.

Hace años los niños jugábamos a La Oca. 

Cuando se caía en la casilla del primer puente – casilla 6 -, se decía eso de “de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente” y volvías a tirar. Era sin duda la mejor salida. Avanzabas hasta la 12 (segundo puente) y volvías a tirar, con dos “ocas” a tiro. Que felicidad ...


El domingo a las 8.30 también tuvimos una buena salida. Fuimos "de puente a puente". Salimos de la fuente de Los Cuatro Caños para visitar los restos de la muralla medieval y los puentes mudéjares de Arévalo.

Es un paseo natural.

Arévalo está enclavado entre los cursos de los ríos Adaja y Arevalillo y es precisamente recorriendo esos cursos a su paso por Arévalo la excursión que nos permite admirar los restos – escasos – de la muralla medieval y los puentes – majestuosos – que cruzan ambos ríos.

Aprovecho para sumarme de forma expresa a la propuesta que en su día- Agosto del 2009 – realizaron una serie de asociaciones arevalenses bajo el nombre de “Propuesta para la creación de una ruta eco-deportiva con recorrido por los ríos Adaja y Arevalillo por Arévalo” propuesta que como pudimos comprobar durante la excursión, sigue estando en eso, en propuesta. (Más información en http://la-llanura.blogspot.com/2009/08/ruta-eco-deportiva.html )

Bajar al río Adaja desde la fuente de Los Cuatro Caños te permite, de entrada, tener una visión muy diferente de la Iglesia de San Martín. Vamos, que no habíamos casi empezado y ya estábamos viendo cosas.

Nuestros cicerones en esta ocasión, Juan Carlos -de titular- y Fabio -un suplente que ya lo querría para sí su añorado Atlético-, se esmeraban por mostrarnos los restos de la muralla medieval, restos que presuponían más unos muros de contención frente al curso del río, que una defensa frente a ataques del maligno enemigo.

... se esmeraban por mostrarnos los restos de la muralla medieval


Llegamos casi hasta donde se está actualmente actuando para la recuperación de la muralla, actuación esta, que como casi todo en esta vida, tiene defensores y detractores. 
En ese punto es ya difícil pasear por el margen izquierdo del río Adaja, por lo que la propuesta eco-deportiva aboga por un paso hasta el margen derecho, donde la extensión es mucho mayor.

Los citados cicerones, y parte de los concurrentes, nos recuerdan que no ha mucho tiempo la diversión de niños y niñas era bajar al río a jugar. El día transcurría en el río, y las pandillas “luchaban” por mantener su trozo de río fuera del uso y disfrute del resto de pandillas.

Comentarios como los de que hoy hay niños de Arévalo que no conocen los ríos fueron muy recurrentes …

Volvimos por nuestros pasos y, tras pasear por los “atrases” del Matadero Municipal, y ver en el río lo que parecían ser los restos de la pila bautismal de San Victorino, llegamos hasta el Puente de Valladolid, primer puente a visitar.

... y ver en el río lo que parecían ser los restos de la pila bautismal de San Victorino



El Puente de Valladolid, que para nuestro escarnio, está incluido dentro de la Lista Roja del Patrimonio http://la-llanura.blogspot.com/2010/10/puente-de-valladolid_26.html
De esa página web tomo prestadas las siguientes palabras:

Puente de Valladolid
Se trata de una histórica construcción medieval del siglo XIV, de estilo mudéjar, reconstruida en tiempo de Carlos III. En otro tiempo se le conoció como puente de San Pedro. Consta de seis arcos desiguales, cinco grandes y uno más pequeño. Estos arcos se forman por ojivas guarnecidas con decrecientes molduras y recuadrados mediante hiladas de facetas. Cruza el río Adaja al nordeste del núcleo urbano de Arévalo en el antiguo camino a Olmedo y Valladolid. Estuvo guardado por una robusta torre almenada.


El Puente de Valladolid es una joya escondida.

Está escondido porque la maleza y vegetación lo está atrapando y está escondido porque los que proyectaron el actual puente por donde circulan los coches, el llamado puente del cementerio, no tuvieron mejor ocurrencia que construirlo metiéndolo literalmente dentro del Puente de Valladolid. Vamos, que no había río para haberlo hecho 500 metros más arriba o 500 metros más abajo …

... metiéndolo literalmente dentro del Puente de Valladolid


Algunos de los que fueron a la excursión lo vieron por primera vez, pero de nuevo nuestros guías nos recordaron las horas de baño cerca del puente, cuando el caudal del río Adaja era natural y abundante, y no como ahora, “regulado” por la apertura de la presa.
Algunas fotos pueden atestiguar el pasado “playero” de este lugar.

Algunas fotos pueden atestiguar el pasado "playero" de este lugar


Seguimos camino, ahora bajo la atenta mirada del castillo de Arévalo, por el cauce del río Adaja, hasta llegar a “la junta”.

“La junta” es ese punto mágico donde se reúnen los dos ríos arevalenses, donde juntan sus aguas el río Arevalillo – que le ha tocado en suerte jugar el papel de afluente -, con poco agua (para cuando un caudal ecológico para el Arevalillo) y el río Adaja, que como río principal engorda su caudal y hace suyas las aguas “donadas”.

La "junta", ese punto mágico donde se reúnen los dos ríos arevalenses ...

El castillo de Arévalo debe su emplazamiento a la unión de los dos ríos, a “la junta”, que formaron – y forman hoy en día, aunque no sea necesario – una defensa natural por lo no fue necesaria muralla alguna en esta zona.

Historia y naturaleza en un solo punto. Yo creo que vale la pena conocerlo.

En “la junta” nos hicimos la foto de familia. Amigo David, como te eche en falta. Tuve que hacerla yo y el resultado queda a la vista.

... y el resultado queda a la vista.


Como podéis ver éramos unos cuantos, que aunque no llegábamos al centenar, rebasábamos sobradamente la decena.

En este punto cambiamos de río. Dejamos al Adaja que sigua su camino, largo camino hasta el Duero, donde las tornas se cambian y de río principal pasa, sin poder evitarlo, a afluente, y paseamos siguiendo el cauce del Arevalillo, manteniendo su vigilancia, cada vez que alzamos los ojos al cielo, nuestro Castillo de Arévalo.

Llegamos a nuestra segunda parada, el Puente de Medina, definido por Juan Carlos, tomando las palabras de Jacinto Herrero (escritor nacido en Langa y propuesto para ser Premio de las Letras de Castilla y León) como la catedral de los puentes mudéjares.

Os pongo lo que podemos ver sobre este puente en la página web del Ayuntamiento de Arévalo:

Es una de las muestras más notables de la ingeniería medieval en obras públicas, de estilo mudéjar; es notable tanto por sus dimensiones, con una longitud de 140 m. y 18 m. de altura sobre el río Arevalillo, como también por la época de su construcción, s. XIV. Tiene cinco ojos con arcos apuntados, el central es mayor y tiene cuatro archivoltas; le siguen en dimensiones los dos de sus lados; con triple archivolta y enmarcado los tres en alfiz; los de los extremos, son menores y son arcos de descarga. Tiene este puente la característica de unos pasadizos abovedados en sus pilares que comunican los tres arcos centrales y unas galerías que suben por su interior; pertenecen a sistemas de defensa que aún no se han descifrado. Tenía sobre él una de las puertas de la muralla de la villa, según consta en 1543, con un torreón del que apenas quedan restos en un malecón de piedras de rajuela, desgajado a uno de sus costados. Fue restaurado con muy buen criterio en 1981y ha sido declarado junto con el arco, Bien de Interés Cultural. El Arco de Medina es neoclásico de ladrillo, con frontón y aletas curvas rematadas con bolas escurialenses, un escudo de la ciudad muy erosionado en granito y algunas reminiscencias mudéjares en sus estribos, como testimonio de permanencia de un modo de construir. Fue conmemorativo y restaurado en1985.

La verdad que, situados bajo el arco mayor, la visión asemeja a la arquería de una catedral. Si a eso añadimos la visón de la Iglesia de San Miguel – la preferida de mi amiga Gloria – pues miel sobre hojuelas.

Si a eso le añadimos la visión de la  iglesia de San Miguel ...

Vaya, ya que sale a colación la comida, este fue el sitio elegido para reponer fuerzas, aunque algunos –yo incluido para mi suerte- el trayecto desde “la junta” al Puente de Medina lo hicimos degustando un señor hornazo, de esos donde lo mollar gana por goleada a la masa que lo recubre.

Chorizo, empanada, un buen vino en bota y una crema de arroz con leche – con la que espero haber purgado mi anterior ausencia – fueron dispuestos para su disfrute.

Ya que sale a colación la comida ...


De camino hacia nuestro siguiente destino-puente, bien alimentados,  vemos la primera de las actuaciones realizadas en la muralla de Arévalo, muro blanco que resalta sobre el conjunto.

“Perdimos” entonces a Fabio, que bajó casi hasta el río para conversar sobre frutales, tomates y otras hortalizas con un paisano que tiene como disfrute el cuidado de su huerta … pequeñas huertas para entretenerse, desbrozando de malas hierbas las laderas del Arevalillo, no parece una mala idea, aunque doctores tiene la iglesia.


... un paisano que tiene como disfrute el cuidado de su huerta

Llegamos al final del recorrido de hoy, tres horas después de haberlo iniciado, contemplando el puente de “los barros”, llamado así porque anteriormente la arena del camino convertida en barro hacía que todo el que pasaba por él se llevara consigo parte de esos barros. Anteriormente era conocido como el “Puente de los Arcos”.

... contemplando el puente de "los barros"

En la página web   http://www.guiapueblos.es/pueblos/Avila/Arevalo  ya nos lo aconsejan, cuando nos dicen:

Podemos continuar nuestro paseo por el Puente de los Barros, de estilo medieval, es el más antiguo de Arévalo y puede 
que tenga su origen en uno romano; formado con un solo arco de ladrillos y lajas.

Aprovecho nuevamente la página del Ayuntamiento de Arévalo para ampliar esta información:


Sobre el río Arevalillo, fue conocido en la antigüedad como "Puente de los Arcos", porque tenía sobre él dos torres con arcos de acceso, que desaparecieron; ya hace unos años, cuando fue restaurado, se pudo comprobar la cimentación de las mismas. Para algunos autores que han tratado sobre este puente, su origen fue romano, aunque transformado profundamente en la edad media; como apoyo de esta hipótesis, junto a él se localizaron restos de una antigua calzada romana que desde Ávila se dirigía a Simancas. También hay restos de otra más moderna que comunicaba con el noroeste de España, que en algunos puntos se confunde y aún se superpone a la anterior. Para otros, se trata de un puente medieval, de arquitectura mudéjar, que si no tiene las dimensiones de los anteriores, es también notable. Consta de un sólo arco grande, semicircular, con triple archivolta y recuadrado, con friso de ladrillos en esquinilla. Ha sido restaurado profundamente y en exceso, devolviéndole su aspecto mudéjar. Por él se accedería a la Puerta de San Juan, al oeste de la muralla sur, por un paraje denominado "Rincón del diablo".

Terminamos charlando todos en el puente. Nuestro amigo Ángel nos habla de los chopos, unos “blancos” y otros “negros”. Todos nos despedimos contemplando la torre de la Iglesia de San Juan y convocándonos para el próximo paseo. Espero no faltar.

Terminamos charlando todos en el puente



Nuestro amigo Ángel nos habla de los chopos, unos "blancos" y otros "negros"

Seguro que olvido muchas cosas, pero el escriba oficial – al que no le han regalado el “cargo”-  nos las recordará en breve, si no lo ha hecho ya.

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