"La poesía es como un relámpago"
José Jiménez Lozano.
Premio Cervantes 2.002

sábado, 13 de octubre de 2012

El regreso del CRISTO de los PINARES



El día 14 de Septiembre se celebra la romería del Cristo de los Pinares.

Yo creo que el Cristo de los Pinares es el Cristo de la Moraña


Yo creo que el Cristo de los Pinares es el Cristo de la Moraña.
Ese día personas de todos los rincones de la Moraña acuden a acompañar, a rezar y a pedir al Cristo.

Si pueden, van por la mañana para ver la procesión, procesión que tiene lugar alrededor de la ermita, con el Cristo cargado de uvas en sus brazos, y subiendo a los niños a las andas del Cristo durante la misma - yo he ido un año y es preciosa- . Luego, comida en la explanada, y de nuevo, pero ya dentro de la ermita, visita al Cristo.
Por la tarde  y noche, verbena con música en directo.

con el Cristo cargado de uvas en sus brazos


Hay quien se pasa el día entero, y otros, los más, acudimos un ratito, el que nuestros horarios nos permiten, para saludar al Cristo.

Se pasa el día y nos “despedimos” de Él hasta el próximo año.

Yo este año he ido por la tarde y tras mis peticiones, que las hice, y mis fotos, que las hice también, me despedí hasta el próximo 14 de septiembre, que por cierto, cae en sábado, por lo que me permitirá ir nuevamente a la procesión de la mañana …

y mis fotos, que las hice también

Pero este año no ha sido como yo pensaba.
Por esas casualidades de la vida me enteré que el domingo 30 de Septiembre era el día elegido para trasladar al Cristo desde la Ermita hasta su otra casa, donde pasa todo el año (menos le mes de Septiembre, que está en la Ermita).

Me refiero a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en San Vicente de Arévalo.

A la casualidad de enterarme se unió la posibilidad de ir y, a las 6 de la tarde, ya estaba en la Ermita para ver y acompañar el traslado del Cristo.

Eran pasadas las 6 cuando cuatro de los “encargados” del traslado cargaron al Cristo y lo sacaron de la Ermita.

cuando cuatro de los “encargados” del traslado cargaron al Cristo y lo sacaron de la Ermita

Primeros paso y primeras fotos.


Primeros paso y primeras fotos

Enseguida descubrí que el traslado hasta San Vicente de Arévalo se iba a realizar a paso ligero.
Me explico.
El traslado del Cristo por parte de los hombres y mujeres que lo realizan se hace a una velocidad importante. Primero se acompasa el paso por parte de los portadores y, cuando ya están sincronizados, se acelera la marcha. No es que se corra, pero la velocidad se acerca a la marcha atlética.
Yo, al lado del Cristo, bastante tenía con poder seguirlos y, cuando me paraba para hacer alguna foto, me tocaba “recuperar”, carrerita incluida, para llegar de nuevo al paso.

Enseguida descubrí que el traslado hasta San Vicente se iba a realizar a paso ligero

Ya pararan - pensé - para cambiar los portadores, porque lo que estaba claro es que a ese paso no iban a aguantar los cuatro mucho tiempo.
Pero mi sorpresa vino cuando se produjo el primer cambio. 
El cambio se hace en marcha, si parar el paso, colocándose el nuevo porteador tras el “cansado” y una vez ha cogido este el paso, el otro se retira. Todo esto sin parar la marcha y, para mi “desgracia” con gente nueva cargado al Cristo, y por tanto de nuevo más velocidad en el paso.

¿Aguantaré? … eso me preguntaba yo, entre otras cosas porque me faltaba un dato importante. Tengo que reconocer que no tenía ni idea de la distancia que hay entre la Ermita y San Vicente de Arévalo, que evidentemente, todavía no se veía en el horizonte, por lo que teniendo en cuenta que la procesión no iba a parar, que cada poco se cambiaba en marcha a quién cargaba el Cristo, que el paso ligero era constante y que parar para hacer fotos me suponía correr para volver a alcanzar al Cristo, sin saber cuanto duraría el trayecto … en fin ¿aguantaré?

Entre tanto se me ha olvidado contaros algo importante.

El traslado se hace casi en su totalidad, por dentro de los pinares.

El traslado se hace casi en su totalidad, por dentro de los pinares

El traslado se hace casi en su totalidad, por dentro de los pinares

Ese momento fue para mi una sensación plástica preciosa y además le dio sentido, más si cabe, al nombre de “mi” Cristo. El Cristo de los Pinares.
(raíces, hoyos, arena, piedras, caminos en fin de pinares, tampoco facilitaban la marcha, pero el ver al Cristo de los Pinares, entre pinares, eso, como dice el anuncio, no tiene precio).

Ese momento fue para mi una sensación plástica preciosa y además le dio sentido, más si cabe, al nombre de “mi” Cristo. El Cristo de los Pinares.


Cuando ya había perdido toda esperanza de parar, y había determinado que seguiría cerca del paso, “hasta que el cuerpo aguante”, llegó la parada.

llegó la parada.


Una parada en medio del pinar, para reponer fuerzas, para comer unas pastas que ofrecían a todos los que íbamos acompañando al Cristo y un refresco para calmar la sed.
El Cristo, posado en la tierra, te permitía verlo de cara a Cara.

El Cristo, posado en la tierra, te permitía verlo de cara a Cara. 


El Cristo, posado en la tierra, te permitía verlo de cara a Cara. 


El Cristo, posado en la tierra, te permitía verlo de cara a Cara. 

El Cristo, posado en la tierra, te permitía verlo de cara a Cara. 

Más fotos (… y una pasta) e incluso un vídeo para plasmar algo que se respira en todo momento. La devoción sin límite de los morañiegos hacia su Cristo.

Tras el descanso a continuar camino.

Los veteranos en este traslado paraban a coger una piedra.
¿para qué es la piedra? pregunté a una de ellas. Es para echarla donde la cruz de piedra y hacer una petición al Cristo. Dentro de poco está la cruz, me dijo, y es al pasar junto a ella, cuando echamos la piedra y pedimos al Cristo.
Y, efectivamente ahí estaba la cruz, aunque más que una cruz de piedra, que yo me había imaginado una de esas cruces que salpican la Moraña, era una cruz formada en el suelo por cientos de pequeñas piedras que supongo año tras año, se han acumulado en este ritual.

era una cruz formada en el suelo por cientos de pequeñas piedras

Yo no tiré ninguna piedra, más que nada porque desde que me enteré del tema y hasta llegar a la cruz, no vi ninguna en el suelo. La próxima vez, como “veterano” que soy, ya vendré provisto de ella.

Yo no tiré ninguna piedra

El hacer las fotos mientras se tiraban las piedras me supuso un “retraso” considerable con el Cristo, que claro está seguía a su ritmo, avivado tras el descanso.
El llegar hasta Él de nuevo me supuso no solo unas carreras sino ir sorteando a todos los que iban tras el paso.

El llegar hasta Él de nuevo me supuso no solo unas carreras sino ir sorteando a todos los que iban tras el paso

Al llegar fui saludado por los que portaban el paso, los titulares y reservas, que ya se habían acostumbrado a llevarme de “moscón” cerca del paso haciendo fotos. “hazme una foto ahora, que estamos mi mujer y yo llevando el paso”, me pedía uno; “ a mi no me has hecho todavía ninguna” decía otro – algo imposible, pensé yo – pero se la hacía encantado.

“hazme una foto ahora, que estamos mi mujer y yo llevando el paso”


“ a mi no me has hecho todavía ninguna” 

Tras un rato largo de marcha llegamos a ver, esta vez si, en el horizonte, a San Vicente de Arévalo.

llegamos a ver, esta vez si, en el horizonte, a San Vicente de Arévalo

Y no solo se veía el pueblo, sino que se veía a mucha gente, a la entrada del mismo, portando también ellos una imagen, un paso, que, cuando la cercanía me lo permitió, vi que era una Virgen con el Niño en brazos.
Y ahí, en el camino, pero justo antes de entrar en San Vicente, tiene lugar el Encuentro del Cristo y la Virgen y, tras el “saludo” entre Ambos, caminan juntos hacia la Iglesia.

tiene lugar el Encuentro del Cristo y la Virgen 


caminan juntos hacia la Iglesia.
Ya está viendo su iglesia el Cristo.
Ya quiere entrar.

Ya está viendo su iglesia el Cristo.

Ya quiere entrar.

Dentro de la Iglesia es colocado el Cristo de los Pinares en su sitio y nuevamente, muchos de los que acompañamos y los que esperaban ya dentro de ella, pasamos de nuevo a mostrarle nuestro cariño.

Dentro de la Iglesia es colocado el Cristo de los Pinares en su sitio 

y nuevamente, muchos de los que acompañamos y los que esperaban ya dentro de ella, pasamos de nuevo a mostrarle nuestro cariño.
Apagan las luces de la Iglesia – esta es la señal que siempre me hace ver que tengo que dejar de hacer fotos y salir de ella – y ahí estoy, yo en San Vicente y el coche en la Ermita.

Tengo que volver andando a por él, pensé de golpe.

Menos mal que pregunté si alguien iba a ir en coche hasta la ermita y tuve respuesta positiva.
Aptovecho para dar las gracias públicamente a mi rescatador.

De nuevo en la Ermita, ya cerrada, ya “vacía”, me despedí de ella y en coche hasta casa …

Soy del Cristo de los Pinares.



Como casi siempre, podéis ver las fotos de esta entrada y alguna más en mi página de fotos: http://www.flickr.com/photos/adaja/