Foto by CACHERO
La semana pasada estuve en Madrid, más concretamente en la Plaza de Santa Ana.
Cuando voy a Madrid, a la zona de la Puerta del Sol, siempre voy a la "Antigua Pastelería del Pozo", situada en la C/ Pozo, 8.
La pastelería, fundada en 1.830, ha sabido guardar ese gusto a antiguo.
Solo pasar por la calle te obliga a dirigir la vista hacia su único escaparate, único por ser solo uno y único por ver las maravillas que en él es exponen.
Son famosos los hojaldres, esas empanadas que las llaman planchas, rellenas de crema o de cabello de ángel (oh, el cabello de ángel, esa delicia del que tal vez hablemos otro día), y, en época de Navidad, es casi imposible conseguir comprar uno de sus Roscones de Reyes.
Pero a mi lo que me gusta de verdad, y por eso voy de peregrinación siempre que puedo, son las TORRIJAS DE BIZCOCHO.
Este pastel es un bizcocho empapado en un almíbar de agua, leche y un poquito de anís, relleno de una majestuosa crema pastelera, rebozado en huevo y pasado por sartén - cual torrija - y finalmente, a gusto del comensal, espolvoreado de canela.
Compré una para comer en el momento y dos para llevar.
La última la comí, la degusté, sentado en uno de esos bancos desde los que se ve, a lo lejos, La Lugareja
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Hace 5 horas
y qué pasó con las otras dos torrijas?
ResponderEliminarSaludos.
Oh, una torrija y la Lugareja, si lo hiciste leyendo el libro de José Jimenez Lozano: 'la estacion que gusta al cuco', has hecho triplete como el Inter de Mouriño
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