Dejando huella …
Retrospectiva de grabado
Iglesia de San Martín (Centro Cultural Caja de Ávila)
Arévalo.
Exposición abierta hasta el 10 de abril
El pasado 12 de febrero fui a San Martín. Tenía una hora libre y me di una vuelta para ver que había, sin saber incluso si había algo.
En San Martín hay una exposición de grabados de Daniel Gil Martín.
No conozco al artista y tampoco conozco –conocía – mucho el mundo del grabado.
Pero como he dicho en otras ocasiones, más vale llegar a tiempo que rondar un año, por lo que me encontré en la exposición, recién montada a Daniel Gil, el cual me explicó casi todos los detalles que en los 15 / 20 minutos de charla pudo darme sobre el grabado.
Hace 30 años que hizo su primer grabado, y curiosamente el dibujo es de un sitio de Arévalo, “La tejera de Arévalo” y me dijo que venía de visitar ese sitio y que estaba igual que él lo recordaba.
“Me siento orgulloso de mi primera obra por que la hice con verdad. Evidentemente tras 30 años de trabajo he evolucionado y domino mucho más la técnica, pero ese primer grabado lo veo hoy y me siento satisfecho de él”
Daniel Gil no solo hace grabados, sino que es también pintor, pero lo que le tiene atado es el grabado.
“Cuando estoy en el estudio, donde realmente disfruto, es haciendo grabados. No soy capaz, ni nadie es capaz, de levantarme de la silla cuando estoy con un grabado”
Me empieza a explicar las distintas técnicas de grabado, punta seca, aguafuerte, aguatinta, hay más de 25, me advierte, y salen palabras como plancha, cobre, zinc, resinas, barniz, ácido, bruñir, morder, mordida, punzón … habla muy deprisa e intento ordenar – y entender - todo el chorro de información que me está llegando.
En la exposición hay unas fotocopias de una publicación donde se explica con mucho más detalle las técnicas del grabado. Si pinchas en el siguiente enlace, puedes ver otro de los grabados de la exposición y debajo de este, esas hojas que menciono.
Sigue hablando del momento de la estampación
“una vez terminado el dibujo sobre la plancha – hay que recordar que cuando se imprima la derecha será la izquierda y al contrario – llega el momento de la estampación. Se hace una primera prueba de color y tras revisarla, se liman los detalles, ya que nunca estas 100% satisfecho, y luego se empieza con la tirada. Cada estampación es única, ya que la pintura – que tiene la densidad de una pasta de dientes - se debe distribuir sobre la plancha para cada una de las estampaciones, y esto hay que hacerlo en la misma dirección y con la misma intensidad para todas, lo cual es casi imposible, por lo que aunque la tirada sea de 150, cada una de esos 150 grabados son únicos y distintos a los otros 149.”
“Tras distribuir la pintura se coloca la plancha en el tórculo (vaya palabreja pensé yo) se humedece el papel para que este absorba la pintura, siendo fundamental el grado de humedad que debes darle (más dificultades) y el rodillo del tórculo presiona el papel sobre la plancha con una presión de 700 kg, quedando el grabado ya impreso en el papel, que ha absorbido el 90% de la pintura.”
“Tras esta operación hay que limpiar minuciosamente la plancha para empezar de nuevo con el proceso.”
¿Y eres tu el que decide cuantos grabados vas a hacer de cada dibujo?
“Si, la decisión es mía, casi siempre. Hay dos motivos que me limitan esa decisión. El primero es la técnica utilizada, ya que en cada grabación el rodillo hace mella en la plancha, de forma muy insignificante, pero hay técnicas que solo te permiten 50 grabados, por el deterioro de la plancha y otras te permiten bastantes más. El segundo motivo viene dado por encargos que me hace una empresa o institución que me solicita un número determinado de grabados.”
“Lo que si tienes que tener en cuenta es que en un grabado en el que yo decido que serie sea por ejemplo de 150, no hago las 150 impresiones seguidas, esto es, voy haciéndolas a medida que las voy necesitando, bien porque he vendido las anteriores, bien porque las quiero exponer en algún lugar. En esta exposición hay grabados en los que únicamente hay este que está expuesto estampado.”
¿Y qué haces con las planchas?
“Las guardo. Yo debo controlar mis planchas ya que si no lo hiciera no sería capaz de controlar la tirada de ese grabado. Una plancha fuera de mi control implicaría la posibilidad de multiplicar el número de grabados en el mercado, restándole valor a los que en verdad tenían que existir y sobre todo restándole valor a mi prestigio, ya que por esa misma regla de tres podían existir cientos de grabados “ilegales” de todas mis obras.”
“Cuando me he deshecho de alguna plancha, siempre las rallo –con dolor, pero las rallo- para evitar nuevas impresiones.”
“Hay unas planchas que no las conservo yo y que no están inutilizadas, pero son por que las ha adquirido el Museo Calcográfico Nacional para su colección. Una de ellas es la plancha del grabado “La Gran Vía” que lo puedes ver en la exposición”
Tras ver el grabado entiendo perfectamente que la plancha se conserve en este “museo del Prado” del grabado.
¿Tu próximo trabajo? (parezco un periodista)
“Tengo un encargo del ejército para el Palacio Polentinos de Ávila, que debo terminar en pocos días, ya que hay una inauguración”.
Busco en google y veo esta notica “El palacio de Polentinos de Ávila será la sede del Museo del Cuerpo de Intendencia del Ejército a partir de 2011”
A lo largo de esta entrada estáis viendo alguno de los grabados que se pueden ver en la exposición. Solo me queda poneros a Daniel Gil, que accedió a posar con el fin de que yo pudiera documentar esta entrada.
Solo queda ir – yo ya lo volví a hacer el miércoles pasado – a ver esta exposición