"La poesía es como un relámpago"
José Jiménez Lozano.
Premio Cervantes 2.002

viernes, 9 de diciembre de 2011

Serenata nocturna

Con este nombre nos citaba nuestro amigo Luisjo para una excursión distinta.

Como se puede leer en el enlace íbamos a oír la naturaleza

“podremos oír el ulular lastimero del cárabo, el reclamo corto y misterioso del búho chico, el silbido o siseo de la lechuza, la repetitiva llamada del búho campestre, los gritos agudos del mochuelo o el profundo aviso del búho real. Todos ellos impresionan cuando se escuchan por primera vez porque pertenecen al desconocido y misterioso mundo de la noche”

Por poco mi excursión empieza y termina a la vez, ya que, aunque la convocatoria era clara a las 16.45, en mi cabeza quedó la idea de que era a las 6,45 y, menos mal que sobre las 4 lo volví a mirar que si no … ni excursión ni sonidos ni fotos ni crónica ni noche ni nada (… bueno y ni frio)

Pues eso, las 5 de la tarde con la luna acompañándonos, y camino a San Julián con la idea de ir a ver acostarse a los milanos reales.

Nos recibieron dos pares de grullas, que levantaron el vuelo nada más acercarnos y tras ellas, todas sus compañeras – unas 400 acertó a decir Luisjo tras un cálculo de experto –




Allí nos quedamos viendo a los milanos que se acercaban a dormir a una chopera próxima, y a muchas grullas que regresaba a descansar a la laguna del Oso (… y pensar que hace más de un año, a mediados de Noviembre, hicimos la primera excursión al mirador de la Laguna de El Oso y tras ella muchas otras , los infiernos, Mingubela, rivera del Adaja, los puentes de Arévalo, la puesta de sol en Arévalo desde la loma, la “quedada” fotográfica nocturna, la visita a Martín Muñoz de las Posadas, alguna que olvido y otras tantas a las que no pude ir ) (GRACIAS a los que hacen posible estos buenos ratos)








Bueno, tras este intermedio, seguimos con las grullas, que regresan en grupos numerosos, a dormir a la Laguna de El Oso ( … y pensar que hace más de un año …)



La idea era estar ahí hasta que se hiciera de noche y por tanto  tuvimos la suerte de disfrutar de un atardecer rojizo y nublado y de ver llegar a las últimas grullas hasta la Laguna










Ya de noche empezaba la excursión programada, esto es, ir a oír a las rapaces nocturnas que habitan nuestra Moraña. El material fotográfico de esta parte de la excursión es escaso (o nulo) ya que no se podía utilizar el flash – asustaríamos a las aves – ni tampoco podíamos movernos mucho –por idéntico motivo-. Esto es, habíamos ido a oír y eso es lo que íbamos a hacer.



Mi buen amigo David, que de naturaleza, aves, paseos y paciencia sabe latín, trajo consigo un mp3 donde tenía grabados distintos sonidos de las aves que queríamos escuchar, vamos, que traíamos reclamo.
En nuestra primera parada, en un pinar próximo a San Julián, fuimos con la idea de oír al cárabo y, ya sea por las “llamadas” que salían del reclamo, ya sea por las “llamadas” que con boca y manos hacia Luisjo el cárabo no solo nos respondió sino que dicen que nos sobrevoló – digo dicen porque yo veo menos que un gato de escayola y no pude verlo –


Este momento sobrevuelo causó gran alegría entre los asistentes

Tras este primer éxito de nuevo a los coches y, en un páramo cerca de El Oso, nos quedamos a oír a los mochuelos. David busco en el mp3 donde ponía “mochuelos” y de los altavoces empezaron a salir los sonidos requeridos.

No tardó ni un par de minutos en responder al reclamo un mochuelo e incluso dos y tres decían los entendidos. Uno fue seguro porque se posó encima de un tejado de una pequeña construcción y todos – incluso yo – pudimos verlo.

Nuevas alegrías por escuchar a los mochuelos, y aunque se intentó sin éxito con la lechuza, el ánimo no caía y de nuevo a los coches en busca del gran reto: escuchar al búho real. Para ello nos encaminamos a Villanueva de Gómez, a las cercanías del Río Adaja.

El acceso hasta allí lo pudimos hacer a través de la barbarie que ha sido la urbanización que dentro del pinar de Villanueva de Gómez se inició sin permiso alguno, esto es talamos los pinos, urbanizamos las calles, empezamos a construir chalets y campos de golf y ya pediremos los permisos sobre “hechos consumados”.
Tras múltiples denuncias las obras están ya paradas, pero no se ha podido evitar la masiva tala de pinos para la urbanización de las calles, con rotondas incluidas. Una sentencia obliga a los promotores a reponer lo ilegalmente quitado, pero por ahora nada de nada…

En fin, volvamos al búho real. Llegamos al margen del Río Adaja y el reclamo hace sonar la llamada del búho. Rápidamente nos llega, del otro lado del río la contestación. Un búho real nos decía – a ese búho trampa que éramos nosotros - que ese era su territorio y que ya podíamos irnos volando a otro sitio

Se le oía lejos y de nuevo el reclamos sonando con el fin de que se acercara – verlo sería la locura, se comentaba en corrillos– pero el búho real no estaba por la labor. Volvió a “contestarnos” pero de acercarse nada de nada, o al menos que nosotros lo viéramos pues es posible, nos dice Luisjo, que, sin ser visto, él si nos haya visto a nosotros.

Eran ya las 9 y el frio era intenso y, aunque hubo un intento de ir a otro lugar a oír al búho chico, la propuesta no prosperó. Será en otra ocasión.

De  vuelta a Arévalo, después de haber pasado una tarde noche muy agradable.


Os invito a leer la crónica que de esta salida ha publicado en su blog David Martín
y la que ha publicado en el blog de La llanura nuestro “cronista oficial” Fabio López
http://la-llanura.blogspot.com/2011/12/las-criaturas-de-la-noche.html

2 comentarios:

  1. interesante reflejo de una tarde sensacional que yo me perdi.......gracias pro contarlo de esta manera

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  2. Gracias Mario, tu punto de vista enriquece lo que tantas veces he vivido.

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